Entrenadores

Un partido aparte

domingo 20 octubre 2019 23:32

Manchester United se quedó sin los tres puntos pero le puso el pecho a Liverpool en un encuentro donde lo táctico se impuso por sobre todas las cosas.

Muchos afirman que los clásicos son partidos aparte, donde el momento actual se deja de lado para que la fecha misma genere un ambiente único e inigualable. Y en este Manchester United vs. Liverpool, sin dudas se respetó esta regla, ya que el local mostró una actitud diferente a la presentada en encuentros anteriores, y el visitante no pudo apabullar a su rival tal y como lo venía haciendo con sus víctimas pasadas. Por ende, un duelo en el que la lógica deja de tener sentido, y un nuevo clima se apodera tanto de los jugadores como del público.

En Old Trafford, esta sensación se hizo sentir durante los instantes previos al pitazo inicial, ya que, pese al invicto, muchos hinchas de Liverpool no veían a su equipo triunfando en este clásico con comodidad. La ausencia de Mohamed Salah, que no viajó por lesión, y la falta de confianza justificada por los últimos resultados obtenidos en este escenario pusieron a los visitantes en un lugar engorroso.

Los locales, en cambio, aprovecharon la ocasión para desplegar todas sus banderas y hacer sentir el rigor de cara a uno de los encuentros más esperados de la temporada.

Old Trafford sigue siendo un escenario complicado para Liverpool, donde no gana desde 2014.

El planteo táctico de ambos entrenadores también se vio influenciado por esta constante. Ole Gunnar Solskjaer sorprendió con la convocatoria de David De Gea, que atajó los 90 minutos pese a la molestia que había sufrido el pasado martes, y paró un mediocampo combativo formado por Scott McTominay, Andreas Pereira y Fred, en conjunto con el siempre movedizo Daniel James, de gran actuación. En ataque solo contó con Marcus Rashford, pero el inglés no dudó en demostrar sus capacidades y se despachó con el primer gol del partido.

Jürgen Klopp también tuvo que seleccionar un once basado en las circunstancias actuales, por lo que reemplazó al lesionado Salah con Divock Origi. Pese a este cambio obligado, su propuesta ofensiva resultó bastante escueta y solo empezó a ver la luz durante los últimos cinco minutos del encuentro, cuando alcanzó el empate gracias a la intervención de Adam Lallana, su as bajo la manga.

Solskjaer planteó un partido inteligente y supo cómo dibujarlo en la cancha, donde la defensa constituyó uno de los pilares más importantes de su equipo. La sorpresiva baja de Axel Tuanzebe lo forzó a jugar con Marcos Rojo, pero ni siquiera esta eventualidad pudo desarmar la idea que había elaborado durante la semana.

La presión de los mediocampistas incomodó a Liverpool en la zona de gestación, donde pocas veces pudo encontrar huecos para hacerse con el control de la pelota y jugar como tan bien lo sabe hacer.

El único descuido llegó con la aparición de Lallana, que le costó los tres puntos a un Manchester United que supo mantener la cordura al menos hasta ese minuto. Pero pese a la decepción del resultado, Ole levantó el rendimiento de sus dirigidos gracias al empleo de un fútbol más batallador, que pocos habrían vislumbrado en la previa. Indudablemente, todo un avance de cara a lo que se viene.

De Gea agradeció el aliento de los hinchas tras el empate.

Este tipo de partidos aparte sobrepasan el presente de todo club, generando casi una realidad alternativa de la que luego hay que saber volver. Pero para los Red Devils, el retorno no es opción, ya que lo que ocurrió en Old Trafford puede servirles como puntapié inicial para encarar lo que queda del mes de octubre con la misma actitud que mostraron ante su eterno rival, y así conseguir los resultados que tanto están necesitando.

Las opiniones expresadas en este artículo son de la autora y no necesariamente reflejan el punto de vista de Manchester United.

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