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Derrotas que duelen más de lo habitual

lunes 17 agosto 2020 00:41

Manchester United perdió un partido increíble ante Sevilla y quedó eliminado de la Europa League en semis.

Todos están al tanto de lo que sucedió en el Stadion Köln, donde los dirigidos por Ole Gunnar Solskjaer cayeron ante el conjunto de Julen Lopetegui, poniéndole fin a su campaña en este torneo continental.

Pero pocos conocen el trasfondo esta noche. Una noche complicada de por sí, pero que pintaba para ser muy diferente. No en la cancha, sino en el resultado.

Muchas veces, el fútbol es injusto. Porque este equipo llegó a tres semifinales esta temporada y no ganó ninguna. Ninguna. Pese a todo el esfuerzo hecho en este último tiempo y a la cantidad de mejoras alcanzadas gracias al trabajo de cuerpo técnico y jugadores.

Ante Manchester City por Copa de la Liga, la historia fue completamente distinta. En la ida, los chicos tuvieron 45 minutos terribles, donde no pudieron hacer pie y recibieron tres goles que terminarían definiendo la serie.

Y ante Chelsea por FA Cup, un error individual sentenció los intentos de un grupo agotado, que acabó bajando los brazos en la segunda mitad.

Pero ante Sevilla, Manchester United mostró una cara especial. Tras ponerse en ventaja con gol de penal de Bruno Fernandes, no solo mantuvo el orden, sino que se armó para tratar de liquidar el partido antes de tiempo, bombardeando al arquero Yassine Bounou desde prácticamente todos los ángulos habidos y por haber.

Sin embargo, como este deporte tiene ese “no sé qué” tan particular, el desenlace del encuentro, que podría haber favorecido al conjunto de Solskjaer, no hizo más que premiar los cambios de Lopetegui, dándole un triunfo extraño a los españoles, que no rindieron como esperaban, pero terminaron ganando la batalla de manera casi sorpresiva.

En estos duelos, los márgenes más finos suelen decidir el destino de los involucrados. Excepto que te llames Bayern Munich y golees 8-2 al Barcelona de Lionel Messi como si estuvieses jugando un picadito en el barrio.

Y esto fue lo que pasó hoy. Sevilla pateó al arco tres veces, marcó dos goles y le alcanzó para meterse en la final de la Europa League. Así de simple, así de sencillo.

Por eso estas derrotas duelen más de lo habitual. Porque el equipo mereció quedarse con la victoria; no como en las semifinales pasadas, donde tuvo falencias irreversibles. Pero esta es la realidad y hay que aceptarla, por más que lastime y deje heridas difíciles de cerrar en el momento.

Unidos ante la adversidad.

En 2018/19, los Red Devils terminaron sextos en la Premier League, perdieron en la tercera ronda de la Copa de la Liga y se quedaron afuera de FA Cup y Champions League en cuartos de final. Pero en 2019/20, dieron un salto importante al acabar terceros en el campeonato local y clasificar a tres semifinales consecutivas (Copa de la Liga, FA Cup y Europa League).

No hay peor ciego que el que no quiere ver. Porque estas mejoras existen, y un resultado negativo no va a cambiar todo lo que Solskjaer hizo y está haciendo por la institución.

Está más que claro que no hay que conformarse con este presente, porque Manchester United es un club grande y siempre debe aspirar a más, tal y como lo viene haciendo hace años. Pero el desvarío que surge al pedir títulos a mansalva sin comprender el trasfondo del asunto, no solo genera mala onda, sino que perjudica el trabajo de todos los involucrados.

Ante situaciones de este tipo, donde todo parece que se va a desmoronar, aunque realmente no sea así, el plantel necesita del apoyo de todos. Porque cada uno de sus miembros sabe que está yendo por el camino correcto.

Desde su llegada al club, Ole Gunnar Solskjaer puso al equipo de pie y generó una empatía diferente.

Hoy, después de 61 partidos, la temporada llegó a su fin. Pero el sueño de este equipo sigue intacto y merece ser respaldado más que nunca.

Las opiniones expresadas en este artículo son de la autora y no necesariamente reflejan el punto de vista de Manchester United.

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