Gary
Pallister

Con Steve Bruce a su lado Dolly y Daisy, como los bautizaron cariñosamente, trabaron a todos los que intentaron llegar al área de las 18 yardas del United, en las siete temporadas que estuvieron juntos. Su presencia, firme como la roca, arrojó tres campeonatos de la liga Premier (1993, 1994, 1996), dos segundos lugares, la Copa de Ganadores de la Copa Europea y la Súper Copa, ambas en 1991, tres Copas de la FA (1990, 1994, 1996) y la Copa de la Liga de 1992. Nacido en la costa de Kent en Ramsgate en junio de 1965, Pallister comenzó su carrera con el equipo Billingham Town (fuera de liga) y se unió a los rojos proveniente de sus héroes de la juventud, el Middlesbrough, por £2,3 millones en agosto de 1989, lo que para entonces era un pase récord para un defensa británico. Luego de un régimen de entrenamiento con pesas para dar volumen a su delgado cuerpo, su posición final de número 13 en su primera temporada – algo que parece impensable ahora – fue seguida de una sobresaliente seguidilla en la cual el United terminó fuera de las dos primeras posiciones sólo una vez en los siguientes ocho campeonatos. La imponente línea de defensa, en la cual Pallister tenía una presencia permanente (estuvo ausente tan sólo de un partido de la liga entre los años 1992 y 1995) demostró ser la piedra angular de este éxito. Fue elegido por votos como Jugador del Año de la PFA en 1992 y la mala suerte no permitió que tuviera más de 22 apariciones en representación de Inglaterra. Después de nueve años en el Old Trafford y 317 apariciones en partidos de la liga – además de una victoria adicional para el título de 1996/97 después de la salida de Bruce – la carrera de Pallister volvió a sus inicios, al dejar al United en el verano de 1998 para regresar al noreste con el Boro, los nuevos chicos de la Liga Premier a un costo de £2,5 millones ¡Todos esos logros, y una ganancia de £200.000! A Pallister se le ve todavía con frecuencia en el Old Trafford, cuando aparece como experto en MUTV. Y aunque se le recordará principalmente por detener goles, su pareja de goles de cabeza contra el Liverpool en Anfield, que prácticamente aseguraron el título de 1997, permanece imborrable en la memoria de todo Rojo que se respete.