United

Un triunfo más que trascendental

jueves 02 abril 2020 15:40

Nadie que haya viajado a Estocolmo para la final de la Europa League de 2017 entre Manchester United y Ajax olvidará lo que pasó aquella noche en el continente.

La previa se vio inundada por una serie de días notables, que terminaron manchados por razones terribles y relevantes, incluso si el partido era en sí algo relativamente olvidable.

Como cualquier seguidor longevo del club podría afirmar, Manchester United rara vez levantó un título europeo con gran facilidad. Sin embargo, en esta oportunidad, la victoria llegó con bastante comodidad, orquestada por la seguridad táctica de José Mourinho.

Un temprano gol de Paul Pogba calmó ligeramente los nervios de todos, mientras que la aparición de Henrikh Mkitaryan extendió aún más esa tranquilidad.

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Europa League: La final de 2017

Con goles de Paul Pogba y Henrikh Mkhitaryan, Manchester United completó el set de trofeos en Estocolmo...

Con Marouane Fellaini y Ander Herrera como administradores principales, el plan del DT portugués fue tan preciso y científico que Ajax terminó aterrizando en una especie de ensueño relajante. Al igual que un paciente sedado, los holandeses se vieron técnicamente involucrados en este procedimiento, aunque alguien se encontrara tomando las decisiones por detrás.

No sé qué les paso a los demás hinchas presentes aquella noche en el Friends Arena, pero yo, al menos por una vez, me sentí encantado de que Manchester United no se hubiera visto envuelto en una final de espadachines. No creo que nuestros corazones hubiesen sido capaces de aguantar algo así, porque ya habíamos pasado por mucho esa semana.

Todo lo que queríamos era estar juntos y hacer algo normal que, en nuestro caso, era seguir y alentar al equipo.

La noche antes de volar a Scandinavia, las noticias más terribles comenzaron a surgir en Manchester. Y, la mañana siguiente, nos enteramos de que varias personas habían sido asesinadas en un recital de Ariana Grande.

Yendo para el aeropuerto empezamos a sentirnos raros, ya que estábamos a punto de tomarnos un avión para ver un partido de fútbol. Era algo que sonaba bastante ridículo, teniendo en cuenta lo que había ocurrido. La ciudad todavía estaba en shock y viviendo mucho miedo.

Cuando aterrizamos en Estocolmo, la cosa estaba bastante tranquila. El lugar parecía encontrarse lleno de hinchas de Ajax, una cerveza salía €10 y todos los bares cerraban a la medianoche.

Tras una gran presentación ante Ajax, Ander Herrera se quedó con el premio al mejor jugador de la cancha.

Por fortuna, al día siguiente salió el sol y comenzaron a llegar cientos de fanáticos del club.

De todas formas, todos estaban muy tranquilos, manteniendo un tono incierto y relajado. El partido y el prospecto del triunfo se vieron como una consecuencia casi accidental, ya que lo único que importaba era que todos nos encontráramos allí, representando tanto a nuestra ciudad como a nuestro club y tratando de divertirnos con el afán de desafiar el brutal acto de terror que quería confinarnos.

Por ende, la tarde terminó tomando un tinte glorioso, lleno de amigos, banderas y canciones. A medida que se acercaba el partido, la desesperación por el triunfo vino de nuestro amor por Manchester y el club y, cuando el momento finalmente llegó, se sintió muy especial. Muy diferente a victorias pasadas, pero no por eso menos satisfactorio y emotivo.

Para los hinchas veteranos fue doblemente especial, porque esta copa convirtió a los Red Devils en el quinto equipo en ganar todos los títulos europeos por lo menos una vez en la historia. Un hombre que se encontraba con nosotros esa noche había vivido 26 años de gloria absoluta, que lo llevaron a viajar por Europa y todo el mundo.

Paul Pogba y Henrikh Mkhitaryan fueron los autores de los goles de aquella recordada final en Estocolmo.

Para añadirle algo de consuelo a una semana terrible en Manchester, incluso Manchester City nos envió buenos deseos desde Inglaterra. Por supuesto, el fútbol nunca podrá compensar las vidas perdidas y todo el trauma sufrido, pero sí insinuar que las cosas podían continuar y que la alegría era capaz de resurgir nuevamente. En ese momento, esto se volvió muy importante para muchísima gente.

¿Se compara con las finales de 1968, 1999 o 2008? Desde el punto de vista deportivo, no. Ni siquiera podría hacerlo con aquella épica noche en Rotterdam.

Pero el día en que “lo ganamos todo” estuvo por encima de Manchester United y del fútbol en sí, ya que se trató de demostrar por qué las cosas que nos hacen felices son tan importantes. Algo que siempre intento recordarme a mí mismo.

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