Puertas cerradas, arco abierto

Tras vencer a Manchester City en Old Trafford, los dirigidos por Ole Gunnar Solskjaer tenían que visitar a los austríacos para cumplir con una nueva jornada del torneo continental.

Pese a la preocupante pandemia por coronavirus, que obligó a que este duelo se jugara sin público, los chicos se calzaron los botines y le dieron rienda suelta al fútbol…

En el primer tiempo, los visitantes se adueñaron de la historia con bastante rapidez. Gracias a los atributos del once que paró el DT, el conjunto local no pudo seguirle el ritmo a Bruno Fernandes y compañía y prácticamente no logró generar chances de peligro.

Asimismo, su característico juego aéreo se vio cortado por los buenos rechazos de Harry Maguire y Eric Bailly, que se mostraron muy firmes en la última línea. Como si fuera poco, el gran trabajo de los mediocampistas tampoco permitió que la pelota pasara con gran frecuencia por la zona de gestación de LASK. Por lo tanto, los Red Devils no tardaron en trasladar toda esta superioridad al marcador parcial de la noche.

Cerca de la media hora de partido, Fernandes encontró a Odion Ighalo en la puerta del área. El nigeriano, que sabe cómo cubrir el balón en posición de ataque, no dudó en acomodarlo con tres toques o “jueguitos” para romperle la red al arquero y poner el 1-0.

Sin dudas, un gol espectacular del delantero, que parece estar disfrutando su reciente arribo al club.

La llegada del complemento modificó levemente el encuentro, considerando que los locales habían tomado la decisión de salir a presionar con un poco más de entusiasmo para tratar de alcanzar el empate. A pesar de esto, rara vez incomodaron a Sergio Romero, que no se vio exigido prácticamente en ningún momento.

En base a esto, Manchester United hizo lo posible para mantenerse firme en la mitad y extender la ventaja de cara a la vuelta en el Teatro de los Sueños.

Con el afán de llegar a este objetivo, los de arriba empezaron a moverse con mayor fluidez. Por ende, el 2-0 cayó cuando ni siquiera habían transcurrido 20 minutos del segundo tiempo.

Daniel James, que no encontraba el fondo de la red desde agosto del año pasado, se encargó de darle una nueva alegría a los hinchas, que no tuvieron la chance de gritar su gol en su presencia, pero seguramente lo hicieron desde la comodidad de sus hogares.

Más tarde, los chicos de Ole entraron en un período de relajación comprensible, teniendo en cuenta que estaban ganando con comodidad y el rival no hallaba la manera de complicar en defensa. Sin embargo, los últimos 10 minutos se convirtieron en toda una pesadilla para LASK, que perdió el control y terminó recibiendo tres goles en tiempo récord.

Juan Mata, Mason Greenwood y Andreas Pereira escribieron sus nombres en la historia de este partido tras pasar del 2-0 al 5-0 final, que le daría una victoria categórica al conjunto de Old Trafford en condición de visitante.

Pese a que los locales hayan sido catalogados como un equipo menor, Manchester United no dudó en brindarles todo el respeto del mundo, sin subestimarlos ni tomarlos a la ligera. Indudablemente, esto se vio reflejado en el resultado, que se engrosó por demás y acabó prácticamente poniéndole un punto final a la serie por los octavos de final de la Europa League.

Esta noche, los muchachos jugaron a puertas cerradas y con arco abierto. Pero, sobre todo, lo hicieron con muchas ganas y corazón. Por este camino, todo es posible.

Las opiniones expresadas en este artículo son de la autora y no necesariamente reflejan el punto de vista de Manchester United.